shipping icon

pickup icon

Armar y desarmar: el camino hacia la perfección

enero 30, 2023 6 lectura mínima 3 Comentarios

Armar y desarmar: el camino hacia la perfección

¡Hola, tejedor/a! Yo soy Ñatita, y ese apodo me lo dio Felicia, mi abuela, quien me enseñó a tejer cuando tenía 4 años. Recuerdo muy bien ese día: estábamos en el living de su casa, y de pronto fue a buscar un ovillo y un crochet. Al volver me explicó cómo comenzar con un nudo inicial, y luego cómo tomar lazadas para ir formando cadenetas. Hizo movimientos lentos, viendo cómo yo los iba repitiendo, y a ratos tomando mis manos para que mejorara. ¡Me pareció fascinante!, tejí todo el ovillo, y se lo fui a mostrar. Me miró con orgullo, me felicitó y me dijo que lo volviera a hacer. Me frustré un poco, porque tenía que volver a comenzar desde cero. Le hice caso, me tocó desarmar y así comenzaron mis primeros pasos en esta incursión dentro del tejido. Poco a poco fue enseñándome los siguientes pasos: medio punto, punto alto, aumentos, disminuciones, etc.


Con ese conocimiento como base, a los 7 años me fui a Curicó a pasar las vacaciones donde una tía, sin jamás pensar que la pasaríamos tejiendo. Dormíamos juntas, nos levantábamos tarde y pasábamos las tardes viendo televisión mientras me enseñó a hacer mi primer bikini tejido a crochet. Descubrí que podía crear cosas tejiendo, podía imaginar algo y llevarlo a lo real: se abrió un universo de posibilidades. Desde ahí en adelante, me dediqué a hacer un montón de cosas: posavasos, billeteras, cinturones, mantelitos de mesa de centro, ropa, zapatos de bebé, entre otras cosas. Tejer ha sido fundamental en mi vida, me ha acompañado desde recuerdos infantiles, tardes enteras durante mi adolescencia, y ahora como mi trabajo de tiempo completo en la vida adulta.

El año 2020 fue muy importante para mí, porque recibí mi diagnóstico tardío de autismo, justo cuando estaba retomando el tejido, y empecé a crear mi proyecto: Ñatita crochet (instagram @natitacrochet). Y el 2021 decidí que seguiría mis sueños, en donde pondría como parte central mis grandes pasiones, y una de ellas es: tejer. Poco a poco he ido creando este proyecto con mucha pasión, y también con muchísima, pero muchísima constancia y que me recuerda que hay mucho más detrás del trabajo terminado.



Aprender a tejer no es un proceso simple, requiere mucha paciencia y determinación. Lo complejo y hermoso de este camino es que nunca termina, ya sea que hayas comenzado hace unas cuantas semanas, o lleves algunos o muchos años tejiendo. Además, no podemos dejar de lado la concentración que necesita, porque cada punto cuenta cuando estás haciendo algo. Y si se te pasa un detalle, si cometes un error, viene la parte menos agradable, pero de la que más aprendes: desarmar el tejido.

Ya sea porque la práctica te va haciendo una tejedora más diestra, o por evitar el tedio de desarmar, vas desarrollando diferentes mecanismos para no equivocarte. Porque desarmar significa perder doble tiempo: por una parte está el tener que volver a tejer lo que desarmaste todo de nuevo, pero ¿has tomado en cuenta el tiempo que también toma determinar hasta dónde hay que retroceder para volver a empezar, analizar si lo anterior está bien tejido, para tener que deshacer muchísimos puntos?

Pero desde ahí es de donde emerge la perfección del tejido, en esa sucesión de: tejer y desarmar, aunque no nos guste mucho. Porque, por una parte, tejer es un proceso de aprendizaje ascendente, con cada proyecto se va profundizando el nivel de complejidad y eso es lo que hace que el tejido sea adictivo, el poder agregar a nuestras muestras más tejidos que logramos hacer. Y desarmar nos enseña que los errores siempre los podemos corregir, que si nos damos cuenta a tiempo podemos evitar retroceder un largo camino, como pasos en una gran caminata.


Al mismo tiempo, tejer es un diálogo interno, un acto introspectivo en donde emergen pensamientos, respuestas y conclusiones, en un espacio tan personal y tan íntimo, entrelazando el hilo y el presente. No nos damos cuenta cuando un momento de tejido pueden ser horas, porque la noción del tiempo cambia, y punto tras punto van pasando los minutos, y casi sin darte cuenta vas entretejiendo tu vida durante toda una tarde.

Y desarmar es el recordatorio de que no está mal equivocarnos, que es parte del aprendizaje de todo lo que nos rodea, pero que no podemos estar constantemente perdiendo el tiempo en los mismos errores, sino que tenemos que hacernos hábiles para evitar las equivocaciones, para estar más atentas a lo que hacemos, más conscientes y así alcanzar la tan anhelada perfección.

Cada punto es una decisión, es el impulso y la energía constante de crear, de continuar hasta terminar el objetivo. Y tiene una motivación muy clara: hacer un obsequio, adornar la casa, tener un nuevo accesorio, abrigarse más en el invierno. Es experimentar constantemente, aprender imitando y avanzar hacia la experimentación personal de nuevas ideas en la medida que la experiencia va entregando más habilidad y seguridad para poder intentar nuevos retos más complejos.

Y cuando pareciese ser que la habilidad ha aumentado, que la práctica nos ha hecho maestras, y que ya estamos lo suficientemente preparadas/os, ahí aparece de nuevo: desarmar el tejido. Porque tejer nos enseña a ser siempre humildes, no importa cuánto hayamos aprendido, cuánto hayamos avanzado ni cuánta experticia pensemos tener, siempre existirá el desafío de intentar no fallar. Y al equivocarnos, tener la paciencia de retroceder para arreglar el error y continuar.



También ocurrirá que habrán colores, puntos y combinaciones en este proceso de aprendizaje, creatividad y diseño que no nos gustarán, o que consideraremos que podríamos mejorar, y es necesario pasar por ese bucle para desarmar nuevamente, e intentar una vez más crear aquello que no solo sea un objetivo en su estructura, sino que también nos llene estéticamente.

Tejer y desarmar es saber que siempre podremos hacerlo mejor, que tras muchos ensayos está la recompensa: terminar un primer tejido, tejer un primer amigurumi, hacer un primer regalo tejido, tejer tu primera prenda. Y que podemos imaginar algo más, que habrá algo nuevo para tejer, y vas sumando diversos desafíos, buscar patrones en internet, descargas Pinterest para encontrar otras ideas, entras a talleres de tejido para poder ver qué más puedes hacer.

Y con todo esto seremos mejores tejedoras/es, que tras comenzar con ayuda, ahora podemos emprender nuevos retos de forma independiente resolviendo las dudas y problemáticas de forma autosuficiente, acumulando conocimientos, y llenando a nuestras/os amigas/os, familia, pareja de tejidos, participando en alguna iniciativa de tejidos para niñas/os. Así, a través de la práctica constante, no solo nos haremos mejores tejedoras, también podemos hacer, mediante el tejido, mejores personas.

Y ahí está la parte más importante de aprender a tejer y a desarmar: saber que siempre podremos tener la posibilidad de poder a comenzar, pero no desde cero, podemos retomar nuestro tejido sabiendo que hemos aprendido algo nuevo, un aprendizaje que se almacena en nuestra memoria, porque cada vez que desarmamos aprendemos algo nuevo.

 

Para el eco bolso usé hilado Rústica en cono, o también puedes usar hilado vanguardia en ovillo, 1 o 2 ovillos según del tamaño que lo prefieras.

El crochet que usé fue el de 4mm (sistema métrico que usamos en Latinoamérica, su equivalente en el sistema japonés sería 7/0).
El eco bolso consta de tres partes: la base, el cuerpo y el mango. Todas se hacen en una misma pieza, pero se las explicaré paso a paso.
Base:
Debemos tener la cantidad de cadenas de la que queramos hacer para el ancho de nuestro bolso. Luego, subir con dos cadenetas y continuar como muestra el patrón (la cantidad de cadenetas del patrón son solo referenciales). Cada vuelta la cerraremos con un punto raso para continuar en la siguiente.

Cuerpo:
Una vez que hayamos terminado las tres vueltas de la base, debemos continuar con el cuerpo. La altura será, al igual que la base, de la altura que prefiramos. Al igual que la base, cerraremos cada vuelta con un punto raso.
Finalmente, haremos los mangos del bolso, para esto primero necesitamos hacer una fila solo de puntos altos para que esté más firme. Luego marcar dónde comenzarán y terminarán cada uno, calculando que quede simétrico.
Entonces, hacer la cantidad de cadenetas que consideremos necesarias para el mango (nuevamente, la cantidad de cadenetas del patrón es solo referencial).
Una vez terminada esta fila, debemos tejer puntos altos, teniendo precaución que de hacer disminuciones triples en las esquinas de cada mango, como muestra el patrón.
Ahora solo queda terminar con un punto raso, esconder el hilo entre el tejido, y ya estás lista/o para lucir tu eco bolso Ecocitex.

¡Teje este bolso y compártelo en tus historias etiquetando a @natitacrochet y @ecocitex!


3 Respuestas

Celeste
Celeste

febrero 04, 2023

Tejer es como la vida misma, el mensaje es hermoso pero aún más hermosas son las creaciones de Ñatita, nunca había visto cosas tan especiales y lindas como las que hace ella, definitivamente lleva el crochet a otro nivel y me genera intereses totalmente nuevos. Una creadora maravillosa con un proyecto maravilloso, gracias por compartirlo.

Leticia
Leticia

febrero 03, 2023

Ñatita y Ecocitex es la mejor combinación q jamás podría haberlo imaginado. En serio, ustedes están trabajando con una excelente persona y ella con una excelente empresa.

Lanitas
Lanitas

febrero 03, 2023

Beeellooo!!!. Mil gracias, Ñatita!!! por lo que escribes y por el patrón del bolso.
Un abrazo!!

Dejar un comentario

Los comentarios se aprobarán antes de mostrarse.